¡Hola! Somos Tania y Juan y este es nuestro análisis de noticias de medioambiente de la semana. Entre otras cosas, analizamos las consecuencias de la tormenta en Valencia y cómo prevenir la próxima DANA y te contamos qué se ha pactado en la COP16 de biodiversidad.
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EL DESASTRE DE LA DANA
Uno de los principios básicos del periodismo medioambiental es evitar los términos tremendistas, pero esta semana no podemos traerte otro titular. El paso de la DANA por el sureste de la península Ibérica ha dejado un reguero de consecuencias demoledoras y nos hace sentir, muy cerca, el impacto del cambio climático.
Desastres como estos nos recuerdan que nos enfrentamos a problemas que superan la capacidad de respuesta incluso de aquellos países que tienen más medios y recursos. Y esto no atañe solamente a España, sino también a muchos otros estados que se han visto en situaciones complejas en los últimos años.
Cuando estos problemas suceden lejos de casa, es más fácil contarlos con la imparcialidad que da la distancia. Esta semana nos va a costar un poquito más, pero lo vamos a intentar.
QUÉ FALLÓ Y CÓMO PREVENIR LA PRÓXIMA DANA
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) avisó desde cinco días antes de la alta probabilidad de lluvias torrenciales. En las horas previas a la tormenta, emitió varios avisos de nivel rojo. También el mismo día, la Confederación Hidrográfica del Júcar advirtió de que el volumen de agua crecíade forma muy rápida y de que había riesgo de desbordamientos generalizados.
Estos avisos llegaron al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana, el organismo capacitado para cruzar la información, interpretarla y alertar a la población. Aunque avisó a algunos municipios, no envió la alerta a los teléfonos móviles hasta las ocho de la tarde, cuando varias localidades estaban ya inundadas. Horas antes, el presidente de la Generalitat había dicho que la intensidad del temporal disminuiría a partir de las seis.
Las alertas tempranas son una de las herramientas más útiles para reducir los daños provocados por desastres naturales. De acuerdo con la OMM, estos se reducenuna media de un 30 % cuando se avisa a la población con al menos 24 horas de antelación. La semana pasada, por ejemplo, entidades como la Universitat de València cancelaron su actividad y pidieron a trabajadores y alumnos que se quedasen en casa.
Más allá de la gestión del desastre (el Gobierno de España ha declarado la zona como gravemente afectada), es necesario hablar de las medidas de adaptación. Para evitar episodios como estos, es fundamental cuidar la salud de los bosques y de los ríos y modificar los planes urbanísticos para no construir en zonas inundables.
Hay muchas más cosas que se pueden hacer y hay muchas más cosas que contar.
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