Planeta Mauna Loa está aquí para ayudarnos a entender el medioambiente, su riqueza y sus problemáticas, de una forma sencilla y clara, bien documentada y alejada de tremendismos.
Porque si vives en este planeta, te interesa saber.
Hablar de medioambiente es hablar de todo: política, economía, ciencia, sostenibilidad, sociedad, arte… El medioambiente está presente en esa calle que siempre está tan llena de tráfico, en el último iPhone y en el Black Friday, cada vez que vamos a votar en unas elecciones. Medioambiente es un huracán en el Caribe y el deshielo de la Antártida. Es la forma en que nos calentamos en invierno o aguantamos las olas de calor del verano.
Cualquier cosa que tenga lugar en nuestro planeta es, de una forma u otra, medioambiente. Por eso, aunque creas que no, te interesa, y mucho, el medioambiente.
A veces, las relaciones complejas entre lo que sucede a nuestro alrededor son difíciles de ver con las prisas del día a día, la dificultad para acceder a información de calidad o la saturación de mensajes más o menos parciales e interesados. Como periodistas especializados en ciencia y medio ambiente, hemos aprendido y seguimos aprendiendo mucho sobre nuestro entorno. La newsletter Planeta Mauna Loa es una forma de acercar todo eso que vamos conociendo a todas las personas que lo quieran escuchar.
El conocimiento nos ayuda a comprender nuestro entorno y nuestro planeta. A poder protegerlo mejor y a defender nuestro futuro sobre él. Nuestro compromiso es ofrecerte información con rigor, contrastada y fiable.
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¿Por qué Planeta Mauna Loa?
A 4170 metros sobre el nivel del mar. Con una superficie de 5271 kilómetros cuadrados. El Mauna Loa es el volcán más grande del planeta Tierra. Tanto, que sus laderas se hunden otros cinco kilómetros más en el océano Pacífico. Cuando nació hace 700 000 años, todavía faltaban 698 000 para que los primeros humanos pusieran un pie en Hawái; y 699 800 para que los mismos Homo sapiens empezasen a bombear gases a la atmósfera.
Habría que esperar todavía un poquito más para que un joven científico, obsesionado con el dióxido de carbono, se cruzase en el camino del gigante hawaiano. En 1958, Charles David Keeling fundaba un observatorio en las laderas del Mauna Loa para medir el CO2 atmosférico. Allí, a miles de kilómetros de las grandes industrias de los países desarrollados, Keeling descubrió una verdad incómoda. La quema de combustibles fósiles estaba cambiando el clima terrestre.
Desde entonces, dos veces al día, el observatorio sigue tomando muestras. Y a la gráfica que representa el incremento constante del CO2 en la atmósfera de la Tierra la llamamos curva de Keeling.
Él, como muchos otros que le precedieron y le sucedieron, fue un pionero. Alzó la voz cuando la mayor parte de la comunidad científica se resistía a aceptar que las actividades humanas pudiesen afectar al clima del planeta.
Hoy, en cambio, el consenso en la ciencia del cambio climático es total. El cambio es real, el planeta se calienta y los océanos se acidifican. Sin embargo, la duda sigue instalada en la sociedad. Planeta Mauna Loa nace para informar, lejos de alarmismos y tremendismos. Para mitigar las dudas. Para darle más voz a la ciencia. Suscríbete gratis.