¡Hola! Somos Tania y Juan y esto es Planeta Mauna Loa, nuestro análisis de noticias de medioambiente de la semana. Hoy te hablamos del desperdicio alimentario y el agua, los nuevos límites de la contaminación del aire en la UE y la historia de los lobos de Yellowstone.
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TIRANDO AGUA EN FORMA DE VERDURAS
Cuando hablamos de desperdicio alimentario, solemos imaginar restos de comida en la basura o productos que van directamente de los supermercados a los contenedores. Pero pocas veces pensamos en el agua. Y, realmente, junto a toda esta comida, lo que se desperdicia es agua.
Todos los alimentos tienen su huella hídrica, es decir, una cantidad de agua dulce usada para producirlos. Por ejemplo, se necesitan más de 15 000 litros para obtener un kilo de ternera y unos 1700 para uno de arroz. ¿Cuánta agua tiramos entonces a través de los alimentos que no se aprovechan? Es difícil dar una cifra, porque del desperdicio alimentario solo tenemos estimaciones.
Pero podemos hacernos una idea. Te contamos más en Substack.
LÍMITES DE LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE
Las enfermedades cardiovasculares, como los infartos, causan 1,7 millones de muertes al año en los países de la Unión Europea. Una de cada cinco está relacionada con factores ambientales, según un nuevo informe de la Agencia Europea de Medioambiente que también reconoce que la cifra ha sido, probablemente, subestimada.
La agencia destaca el peso de factores como la contaminación del aire, las temperaturas extremas, el tabaquismo pasivo y el plomo. Todos ellos, resalta el informe, son riesgos que se pueden minimizar o eliminar por completo, pero solo a través de leyes y reglamentos, ya que la capacidad de acción individual en estos casos es muy reducida.
En este sentido, tras años de debates internos, el Parlamento y el Consejo de la UE han alcanzado un acuerdo para endurecer la normativa de contaminación atmosférica. El objetivo es reducir a la mitad los principales contaminantes del aire antes de 2030 y crear un mecanismo de compensación para los ciudadanos que sufran daños en su salud si los países no cumplen las normas.
Esos límites, sin embargo, están aún lejos de lo que marca la OMS. Lee más en Substack.
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