entrevista a Rebeca Atencia, responsable del centro de rehabilitación de Tchimpounga del Instituto Jane Goodall en Congo

¡Hola! Somos Tania y Juan y este es nuestro análisis de noticias de medioambiente de la semana. Hoy tenemos una newsletter diferente que llevamos tiempo queriendo compartir contigo: una entrevista a Rebeca Atencia, la veterinaria y primatóloga gallega que lleva 20 años ayudando a los chimpancés a recuperarse de los traumas de la caza furtiva en el Instituto Jane Goodall en Congo.

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Esta es una versión resumida de nuestra newsletter, lee el texto completo en Substack.

El nombre de Jane Goodall le suena a casi todo el mundo. La primatóloga inglesa es una pionera en el estudio de los chimpancés. Fue la primera en enseñarnos que estos animales tejen redes familiares y sociales complejas, que se alegran y se enfadan, que usan herramientas y tienen culturas propias.

Lo que menos gente sabe es que, en las selvas de la República del Congo, hay otra mujer siguiendo sus pasos. Nacida en Ferrol (Galicia, España), Rebeca Atencia dirige desde hace casi dos décadas el Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga del Instituto Jane Goodall, donde se encarga, entre otras cosas, de la rehabilitación de chimpancés y otros animales víctimas del tráfico ilegal y la caza furtiva.

Nos atiende desde Madrid, donde ahora pasa varios meses al año, pero con ella viajamos directamente a las profundidades del bosque tropical africano. Vamos con la entrevista a Rebeca Atencia.

Chimpancés y bonobos son nuestros parientes. Se dice que los primeros son nuestra versión violenta, mientras que los segundos son más amigables y tranquilos. Pero, ¿cómo son en realidad?

Los chimpancés se parecen tanto a nosotros que da escalofríos. No creo que sean violentos, son como nosotros. El ser humano tiene un lado muy empático y al mismo tiempo es capaz de hacer guerras.

Estando con ellos, ¿reconoces comportamientos humanos?

Desde pequeña me he acercado mucho a los animales y he huido un poco del ser humano. Pero darme cuenta de lo próximos que están los chimpancés a nosotros me ayudó también a acercarme más a los humanos. La sociedad en la que viven, la forma de relacionarse entre ellos, de vivir desde pequeños y de crecer… Son iguales a nosotros.

Rebeca atencia con los chimpancés Thomy, Anzar y Sam en Congo
Foto de Fernando Turmo, cedida por el Instituto Jane Goodall.

¿Tienen personalidades muy diferentes? 

Cada chimpancé es diferente en cómo juega, cómo se comunica o cómo se desplaza. Cada uno tiene también una relación completamente diferente contigo. Y sus caras son muy distintas. Puede parecer que son todos iguales si no estás acostumbrado a verlos, pero son completamente diferentes entre sí.

¿Y tú te llevas igual con todos? 

Ellos saben que soy veterinaria, porque muchas veces los tengo que cuidar desde muy pequeños. Algunos me ven también un poco como a su madre. Pero los hay que se llevan genial conmigo y otros que me tienen un poco de rabia.

Siempre hay algunos con los que te llevas mejor y otros que te la guardan durante un montón de años, hasta que de repente sucede algo que lo cambia todo y entienden que yo lo único que hago es quererlos y darles lo mejor. 

“Ver a un ser tan grande, tan imponente, haciendo un gesto de amistad hacia mí me parece increíble”.

¿Nos puedes contar algún ejemplo?

Kutú era el macho dominante de un grupo de reintroducción con el que me llevé muy bien hace muchos años. Lo conocí de adulto, lo ayudé cuando estaba enfermo y me lo agradeció durante mucho tiempo. Llegamos a tener una conexión impresionante. 

También está Kudia, una chimpancé que rescaté cuando era muy pequeñita. Odiaba a los humanos porque la habían atado a un árbol y había visto cómo mataban a su madre. Un día, para curarla, tuve que agarrarla fuerte y abrazarla. Algo hizo clic, me miró a los ojos y se quedó prendada de mí.

Ahora Kudia es adulta y vive en la selva. Cuando voy y me ve llegar, baja corriendo y me saluda poniendo su brazo por encima de mi hombro. Me demuestra su cariño después de tantos años. Ver a un ser tan grande, tan imponente, haciendo un gesto de amistad hacia mí me parece increíble.

Lee la entrevista a Rebeca Atencia al completo en Substack.

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