
¡Hola! Somos Tania y Juan y este es nuestro análisis de noticias de medioambiente de la semana. Hoy analizamos la ley contra el desperdicio alimentario de España (que vino con sorpresa), el rechazo social a la minería en Europa y la travesía de las iguanas.
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DE VUELTA A LA MINA
Paraguas (y pancartas) en mano, miles de personas se manifestaron el pasado fin de semana en A Pobra do Caramiñal, A Coruña, contra la macrocelulosa que Altri y Greenalia quieren instalar en Galicia. Acompañados desde el mar por más de 500 barcos pesqueros, trabajadores y vecinos de la ría de Arousa y del entorno del río Ulla protestaron contra una fábrica que pone en riesgo su modo de vida.
La manifestación, organizada desde hace semanas, coincidió con la autorización ambiental al proyecto emitida por la Xunta de Galicia. Pero esto no significa todavía que la fábrica vaya a ir adelante: Altri y Greenalia no tienen asegurada una financiación que depende de 250 millones de euros de los fondos públicos Next Generation y que debe autorizar el Gobierno central.
En realidad, la manifestación de A Pobra no solo era contra la fábrica, sino también contra la reapertura de la mina de Touro. Cuando estuvo activa entre 1974 y 1987, no lejos de donde ahora se quiere instalar la celulosa, contaminó con metales pesados el río Ulla y los bancos marisqueros de su desembocadura.
Justo cuando la Unión Europa quiere impulsar la minería en el continente. Sigue leyendo la newsletter aquí.
DESPERDICIO ALIMENTARIO
Cuando vayas a un restaurante en España, podrás llevarte las sobras sin tener que pagar por el envase (a no ser que sea de plástico). Y si compras un producto que va a caducar pronto, el supermercado deberá hacerte un descuento. El Congreso ha aprobadola Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, que busca reducir la cantidad de comida que acaba en la basura (solo en España, más de un millón de toneladas en 2023).
Los supermercados y las grandes superficies de venta tendrán que llegar a acuerdos con entidades sociales para donar sus sobras. Los alimentos que no puedan donarse deberán destinarse a otros usos, como la elaboración de compost o biocombustibles.
La ley, además, vino con una sorpresa (bastante negativa). Termina de leer Planeta Mauna Loa.
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